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C i n e

La música de

The Butterfly 

Flight

The music of Green Butterflies

Intolerance is based on a series of behaviors learned from the cradle, based on ideological, social and religious prejudices that lead to manifestations of hate and discrimination against all that person, act or think differently to us.

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Green Butterflies is a film that exposes daily cases of intolerance represented in school matone, ideological discrimination, abuse of power, machismo, homophobia and domestic abuse. Because of this, the work of representing emotions from music was really a laborious exercise, in addition to an authentic catharsis. The film is an invitation to reflect and appreciate from the difference, to develop compassion as a habit to assess the fact of being different, individual, unique and unrepeatable, as one of the greatest virtues of human beings.

Escucha aquí el álbum. También disponible en plataformas.

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UNA HISTORIA REAL

This music is a trip to the interior of those feelings from the point of view of a person who lived and died being a child, with the nuances of his first experiences, such as his first love, framed in innocence, and embodied from the same subject main (angel). It represents the world as we live today, seen from the eyes of many oppressed souls; Some of them carrying their burden in tow and in silence with the hope of a change at some point in their life, and many others who, in the midst of that silent transit, end up giving the greatest cry of their entire existence when they decide to turn off the light of his own flame. It is then that we face suicide, a fearsome scourge of our day, which can be prevented and of which in large part, we are all responsible for preventing.
 

 

Today I want to tell all these beings, that their flight has not been in vain and thank them for showing us the risks that can divert us from the path of life. Value them with the right thing for being martyrs of our society and our time, for inviting us to turn a look at minorities, the excluded, those who suffer in silence.
 

 

To all these angels, I dedicate this music.

NÚMEROS

Diciembre 20 de 2022. Otra fecha a tener en cuenta, con muchos doses en ella (12/20/2022). El número dos, rige al hogar, al compromiso, la paz y da comienzo a la Torah. Al mismo tiempo es un número dinámico, de transición, gravita en los extremos, sean estos buenos o malos y es un número de movilización, con mucha fuerza. La lección y misión que trae consigo es desarrollar la capacidad camaleónica para adaptarse en los contrastes de la existencia y es en sí mismo, una lección de paciencia, a la espera de oportunidades para con ella saber respirar, pausar y desarrollar una fe ciega en la vida, en la existencia, en el gran espíritu. Si el aprendiz no lo integra, los extremos de su elipse serán cada vez distantes y la lección, aún más dura de transitar. Esa fecha corresponde al nacimiento de mi hijo, Lorenzo, que cumple 16 meses de vida al momento del estreno de esta película (25 de abril de 2024) y también es mi propio número de día, porque nací un 2 de agosto. Siendo 20 el día de nacimiento de mi hijo, 20 son los tracks escogidos para este álbum.

Por otra parte, 40 es un número cabalístico y significa la idea de un cambio profundo, el final de un ciclo y el comienzo de otro. Aparece mencionado en la Biblia más de cien veces recordándonos la importancia de la fe, la perseverancia y la preparación espiritual para afrontar este largo viaje que llamamos vida. Cuarenta fueron los días del diluvio, la mayor metáfora sobre la purificación total y de un nuevo comienzo; cuarenta los días del mesías en el desierto, soportando desde hambre, hasta tentaciones. Pero, ¿cuál es la relación entre la película y mi propia vida?

 

Bueno, ahora que miro unos meses atrás, puedo ver con claridad cómo estos números se relacionan y de alguna forma, vaticinaban lo que estaba a punto de ocurrir junto al rumbo que debía tomar y con las lecciones que afronté por el camino.

HISTORIAS PARALELAS

La película inicia con la ilusión de una reconciliación, en el momento en que la madre y sus hijos se dirijen hacia la promesa de una nueva vida junto a su padre, arrepentido, que los extraña y desea volver al hogar. Queriendo tenerlos con él, paga sus boletos de avión y se disponen a volar, algo que los niños nunca antes habían experimentado. Una vez emprenden ese viaje, llenos de ilusión, el destino irrumpe con un accidente, cambiando sus vidas de manera exabrupta e impredecible, dejándolos huérfanos de madre, un quiebre del destino del cual difícilmente se recupera un ser humano.

 

En mi vida todo iba relativamente estable al emprender un viaje también, el de convertirme en padre. A pesar de las altas y bajas que eran esperables, los preparativos para la llegada de Lorenzo se avistaban con expectativa y todo transcurría con normalidad. Nada que pudiera preocuparnos, referido a su salud, se detectó durante la gestación.

 

Recuerdo que, con la cuenta regresiva me encontraba algo preocupado, ustedes saben, resolver la vida, las finanzas, frente a un escenario no previsto, pero digamos que, a pesar de todo ello, estaba dentro de lo normal. Me encontraba haciéndome cargo, al igual que su madre quien, desde luego, se lleva todo el crédito. Infortunadamente, el día de su nacimiento, sobrevino la tragedia: una enfermedad de causa indeterminada en ese momento nos fue conduciendo desde la primera respiración de nuestro hijo y a lo largo de casi diez eternos meses por el abismo tenebroso de la epilepsia, escenario en el que las convulsiones fueron implacables, llegando incluso, a punto de cobrar su vida. Hacia el mes de julio de 2023, supimos que se trataba de una enfermedad de origen genético, que irrumpió en la escena como el personaje oscuro que llega para arrasar con todo. La felicidad encontró su némesis.

EL PESO DEL DESTINO

Al igual que los niños en la película y en la historia real, la vida me cambió de forma impredecible, en un segundo. Todo el sueño hermoso se vino al piso, las alegrías se cambiaron por angustias, los preparativos para una nueva vida, de repente se transformaron en un operativo de emergencia en el que no salíamos de la alerta roja. Los viajes, el desgaste de la mente y el cuerpo; la economía, la fuerza de voluntad, la pareja, todo, absolutamente todo se empezó resquebrajar. La fe se puso a prueba como nunca. Si bien, es asombroso cuánto podemos soportar como seres humanos, ya sea por instinto, o por corazón protector, el tránsito por este túnel oscuro me reveló claramente por qué la gente llega a optar por dejar de vivir. Es tan agobiante y agotador que, una vez se toca fondo, sólo queda una de dos: o se acepta, se vive y sobrevive, o llega el hundimiento completo y se escoge dejarlo hasta ahí. Es en ese oscuro lugar, donde buscar ayuda y confiar en la vida, en el espíritu creador, es lo único que queda. El primer paso es la aceptación (sin que eso signifique rendirse), que enseguida conduce a poner los pies sobre la tierra, para empezar a dar los primeros pasos, firmes hacia el ascenso, claro está, si la decisión es quedarse.

Composición de la música - diciembre  2023

Por eso esta música está impregnada de emociones muy profundas, desde la felicidad, hasta la tragedia, percibidas con ese niño interior que llevamos dentro. Todo ello está expresado musicalmente, iniciando con la “Obertura de La Selva” la pieza que compuse para el trailer, en la que además introduzco el motivo principal que desarrollaré a lo largo del filme, junto a las texturas predominantes, dejando al final abierta la incertidumbre por los sucesos venideros. Se conectará luego con la secuencia de los créditos iniciales, una música donde la felicidad no es completa.

Tráiler oficial de 40 Días Perdidos en La selva

EXPEDICIÓN DE BÚSQUEDA

En la película, un grupo de exploradores indígenas de la tribu a la que pertenecen los niños, eleva oraciones y ofrendas al gran espíritu para que los conduzca exitosamente a su hallazgo. Su caminar es un ritual mántrico que va tejiendo la esperanza con cada paso. Ahora bien, en la mitología indígena aparecen los duendes y espíritus del bosque selvático. Escogí a uno como inspiración, “Curupira” conocido dentro del abanico panteónico latinoamericano como el espíritu del bosque, a quien, si le caes bien te protegerá, de lo contrario será muy travieso.

 

Curupira tiene la particularidad de ser una deidad que tiene los pies invertidos, es decir, apuntando hacia atrás, un recurso que utiliza frecuentemente para despistar a cazadores y devoradores de bosques, porque siguen sus huellas en la dirección equivocada sin saberlo y los conduce hacia lo inesperado, a veces hacia la muerte. Algo así es lo que experimentan los buscadores en la película, quienes llegan a caminar en círculos sin hallar a los niños por un buen tiempo. En la pieza “Curupira y los Buscadores”, la estructura polirrítmica se plantea en un 3 contra 2 al que luego se le superpone un 4 contra 3, iniciando con golpes y onomatopeyas logradas con mi propia voz. Es Curupira, acompañando la marcha, observando a la misión indígena para decidir si apoya o no, a la expedición.

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El travieso Curupira

LA VOZ DE LA MADRE Y SU ESPÍRITU

Tanto en la película, como en la noticia real, es la madre y sus enseñanzas primarias la que les brinda a los niños las herramientas para sobrevivir. Hablando de mi hijo Lorenzo, afirmo sin lugar a equivocarme que, si recibió fortaleza, fue de su madre. Imaginen pasar de la dicha al llanto inconsolable en la cama de un hospital. Y aún así, resentida por la cesárea de emergencia, levantarse convaleciente y no dejar pasar ni un instante para estar junto a su hijo. Nuestra madre siempre será el sustento vital primario, en todos los sentidos. En cuanto a mí, mi propia madre, siempre tan estricta, me dotó del carácter necesario para superar la situación, librando con firmeza cada batalla en el camino.

 

Así las cosas, el espíritu de la madre está más que presente en la música con una voz femenina que sobresale especialmente en las piezas “Plegaria al Gran Espíritu”, “Lamento Pachamama” o “El Espíritu de Mamá”; allí están plasmados los ruegos y el cobijo de una madre y por qué no, también el de su padre, cuando le encomiendan sus hijos al creador.

LA VOZ DE LORENZO

Lorenzo, con 11 meses de edad. Nov /2023

En la vida real, Lorenzo estuvo varias veces en la unidad de cuidado intensivo. En la más crítica de todas, cuando casi muere y bajo coma inducido, padeció entre otros, los efectos de la intubación: sus cuerdas bucales se vieron tan seriamente afectadas, que terminó perdiendo su voz.

 

Fue desgarrador verlo cuando lloraba y sentir cómo salía un aire con eco a dolor desde su garganta. Por eso le di voz en la película: Lorenzo canta de principio a fin a través de un coro de niños.

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Además, este episodio con Lorenzo fijó un antes y un después. Una vez salimos victoriosos del hospital, al cumplir 8 meses de edad, su desarrollo estaba por debajo del de un recién nacido. En ese momento me dirigí la familia y les dije “haremos como si acabara de nacer, empezaremos de nuevo desde cero, a partir de hoy”. Era el 12 de agosto de 2023 y no pude contener las lágrimas cuando partíamos del hospital por tanto dolor junto, sabiendo que aún quedaba un largo trecho por delante. Un gran trauma quedó grabado en nuestra mente como padres, de eso no cabe duda. Pero volvamos a la película y su conexión con lo que acabo de narrar.

En todo proceso creativo llega una crisis y la verdad me encontraba bajo demasiada presión adelantando el trabajo, con todo lo que tenía encima. Y sí, ese aterrador momento apareció. Cero absoluto en la pizarra. La inspiración parecía haberse esfumado. Entonces vino la técnica al rescate: retomé el motivo principal y le apliqué lo que se conoce como “retrogradación invertida” o el “retrógrado de la inversión”. Al hacerlo, el carácter de esta célula melódica cambió por completo. Lo que se percibía como un tema triste y recio, casi sin esperanza, se convirtió al modo mayor, con un aire tierno, inocente y hasta juguetón. Fue como encender la llama nuevamente. Es "La Canción del Agua", pieza predilecta el álbum y hasta ahora la favorita de la audiencia en las premieres, que representa a mi Lorenzo, porque él se transformó para convertirse en otro ser a partir de él mismo, siendo ese “otro” aún más hermoso y con una luz de vida que brillará por muchos años. Tal cual, una situación adversa nos purifica con el fuego alquímico e inagotable del amor. Además, ¿acaso no es eso justamente lo que hace el arte? Alquimia pura.

WATSON, EL PERRITO

¿Les ha impresionado el relato? Bueno, además de todo, en mi historia, tuve un perrito hermoso que, en julio de ese mismo año cumplió siete años, un Husky, siempre vital, saludable, amado y la verdad, creo que fue mi preparación para ser padre. Yo mismo lo crie y compartimos innumerables momentos de vida y aventuras. Se llamaba Zóltar, como el mago de la película Big, una de mis favoritas de cuando era niño. Volviendo a Lorenzo, una vez recibimos el diagnóstico en ese mismo mes y se procede al tratamiento, la salud de Zóltar entra en barrena, completamente descontrolada. En cuestión de tres semanas aparecen adenomas en su cuerpo, glaucoma en el ojo derecho, líquido en sus pulmones, problemas gastrointestinales y las radiografías revelaron espolones en su columna vertebral. No podía creerlo, ni aceptarlo; no salía de mi asombro. Tuve apenas el tiempo justo para, ahora saliendo de la UCI con Lorenzo, regresar a Tunja, la ciudad donde vivo, e ir a darle el último adiós a mi amigo peludo. Se despidió en mis brazos y descansó en un hoyo cavado por mis propias manos en la montaña donde fuimos tan felices. Mientras tanto, Lorenzo vivía y emprendió una recuperación vertiginosa. Fue bastante ambiguo y confuso estar entre el cielo y el infierno, entre la esperanza, la alegría y el dolor. Nunca se puede ganar en todos los frentes y tuve que, irremediablemente, despedirme de Zóltar.

Zóltar y yo, en nuestra montaña mágica

Pues sucede que, a su vez, tanto en la película, como en la vida real, un perrito del bloque de búsqueda, llamado Wilson (Watson en la película), es quien finalmente proporciona su instinto sabueso y da buenas pistas para hallar los niños y poco después, desaparece para siempre. En el filme, Watson se sacrifica por ellos. Es la ofrenda de su madre al gran espíritu. Así que, ¡por supuesto que en la película hay un tema para el perrito Watson! Es en realidad, un tema para Zóltar. Los jadeos perrunos también fueron hechos con mi voz y me recuerdan cuando le hago cosquillas a Lorenzo en su cuello, haciendo como perrito.

UNA PIEZA AUSENTE

En esta película, quien se lleva todos los aplausos por su actuación, es el personaje de Bena, el niño de casi un año de edad. Lo notaremos inquieto, lo veremos reír y sobre todo, llorar. En la planificación del trabajo enuncié una pieza llamada “El llanto de Bena”, porque el niño hacía sentir su voz y desasosiego a lo largo de toda la película, pero cuando me enfrentaba a la imagen con todo lo que yo mismo estaba viviendo, verlo y oírlo llorar era absolutamente desgarrador. Era ver a Lorenzo y recordar su sufrimiento. Al final, no pude escribir la pieza, fue imposible lograrlo. Entonces comprendí que el llanto de Bena era justamente este y no necesitaba música, porque era su propia voz la que cantaba el momento. Su llanto era su propio leitmotiv y eso le dio mucho sentido a dejar de perseguir una música que lo representara. En verdad es asombroso verlo actuar.

Bena, el bebé de la película

MI INFANCIA EN LA MÚSICA

Cuando llegué a ese punto de la historia ya me sentía escribiendo un reversionado “Pedrito y el Lobo” de Prokófiev, porque además, esta música está construida para una fácil apropiación por parte de la audiencia infantil y es muy descriptiva. Melodías sencillas, cantábiles, escritas en el rango de las voces blancas. Instrumentos que me recodaron mis inicios musicales con el método Orff, como xilófonos, panderos, claves, cajas chinas, sistros, vibráfono, marimba, kalimbas... flautas dulces, que aquí son flautas indígenas. La pieza "Coloreando" es un buen ejemplo de esta evocación. Por cierto, esta es, la única pieza donde interviene un instrumento acústico real, porque todo lo demás fue logrado con instrumentos virtuales. Mi amigo Alejandro Arroyo se encargó de la tarea pulsando las cuerdas de su violín.

Digamos que la música, es como la selva: elemental y al mismo tiempo, compleja. Sonidos grandes y pequeños que se ensamblan en una instrumentación sencilla y una vez se entretejen desde su lugar individual, se va armando la paleta sonora, incluso también en su estructura rítmica. Así tal cual suena la jungla. Un pájaro por aquí, un cocodrilo por allá; elementos como el agua o aire en movimiento, chocando contra las rocas del río, o peinando las hojas de los árboles. Sonidos que una vez se juntan, dan vida al paisaje sonoro. Es como si la orquesta fuera la madre selva y los solistas fueran los animales. Efectivamente, ese fue el primer camino conceptual para plantear la música y también por eso mismo pusimos especial énfasis en el sonido envolvente, el diseño sonoro y la ambientación de la naturaleza, para que la audiencia tuviera una experiencia inmersiva desde el primer momento. A David Ruiz, también músico productor, le agradecemos sus aportes con la finura en los detalles.

FINALMENTE

Podría seguir aquí describiendo uno a uno los simbolismos en mi música, con referencia a la película y mi propia vida reciente, al fin y al cabo, así hablamos los artistas y es en nuestra obra en la que logramos plasmar con todo cuanto nos toca el alma profundamente. Pero prefiero dejarlo hasta aquí y dar tan solo un atisbo de lo que ecnontrarán, eso sí, recalcar que este encargo fue sanación pura para mí. Me aferré a este trabajo con todo lo que tenía, como un madero en medio del océano turbulento con la esperanza de ver la orilla en el horizonte. Gracias a Dios encontré la fuerza para lograrlo.

 

La invitación que queda, es a observar esta película con los ojos de la vida misma. Siempre he sostenido cuando me preguntan qué es, o qué opino del cine: díganme si acaso no es una lección de vida. Pues con la película vendrán muchas reflexiones sobre la existencia, acompañadas de una fotografía hermosa que nos recuerda que seguimos en este planeta, gracias a la madre tierra. Y bueno, de seguro habrá un sinfín de símiles para encontrar cada vez que la veamos. Así es el cine.

PARA AGRADECER

A mi querido maestro, Gustavo Nieto Roa, un infinito gracias por traerme de nuevo a trabajar a su lado. Y también por honrarme, cuando absolutamente conmovido por mi historia, concedió una dedicatoria al final de la película para mi hijo Lorenzo. Es un bebé, y ya su destino está marcado por el arte. Esta música es para ti, hijito bello y la recordarás por siempre.

Dedicatoria al final de la película para mi hijo, Lorenzo

Gracias a todo el equipo de producción por esta fantasía hecha realidad. Su trabajo me inspiró. Gracias a los actores, especialmente a nuestros cuatro héroes. Gracias a la vida por una nueva oportunidad. Gracias al Dios que llevamos dentro, por su guía y por avivar su llama dentro de mí. Gracias a todos ustedes por recibir nuestra obra.

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Jairo Bonilla, abril de 2024.

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